Tumbas de la
cultura San Agustín.
La primera información acerca de las ruinas arqueológicas de San Agustín
aparece en la obra Maravillas de la Naturaleza, escrita por el misionero
mallorquín Fray Juan de Santa Gertrudis, de la
Orden Observante, quien visitó varias veces el lugar, la primera en el año de
1756. Su crónica de viaje, iniciada en Cartagena de Indias y
terminada en Lima, permaneció inédita en Palma
de Mallorca por cerca de dos siglos,
hasta cuando en 1956 fue enviada a Colombia una copia del manuscrito y
publicada en el mismo año en la serie Biblioteca de la Presidencia
Es una descripción muy superficial de algunos de los monumentos, Santa Gertrudis cuenta cómo, ya desde esa época, buscadores de tesoros se empeñaban en remover las estructuras funerarias. Siguieron después la visita del naturalista Francisco José de Caldas (1797), del geógrafo y cartógrafo italiano Agustín Codazzi (1857) y Carlos Cuervo Márquez (1892), entre los principales del siglo pasado. En 1914 es cuando realmente se inicia el estudio científico de tales vestigios, con la visita a la región del investigador alemán Konrad Theodor Preuss y posteriormente con las exploraciones del arqueólogo español José Pérez de Barradas y del colombiano Gregorio Hernández de Alba (1937), Luis Duque Gómez, Eduardo Unda y Tiberio López (1943-1960), Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff (1966), Luis Duque Gómez y Julio César Cubillos, misión esta última que adelantó la más intensa exploración de los yacimientos, en temporadas de trabajo que se extendieron desde 1970 hasta 1977, bajo el patrocinio de la Corporación Nacional de Turismo de Colombia y de la Fundación de Investigaciones Arqueológicas del Banco de la República de Colombia
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